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NUTRE Y LIBERA TU NIÑA INTERIOR

Re conéctate con quien siempre fuiste y libera tu poder personal

Historias con las que podrías conectar


¿Y si te dijera que detrás de tus lágrimas hay una niña con varias heridas?
Esa niña está ahí, en un rincón de tu memoria, con ojos grandes y llenos de preguntas. Tiene los cabellos despeinados, pero nadie parece notarlo porque están demasiado ocupados esperando que sea perfecta. Su voz es dulce, pero se ha ido apagando porque cada vez que intenta hablar, alguien la interrumpe o le dice que no es el momento.
Lleva un vestido que antes era su favorito, pero ahora le queda incómodo. No porque haya cambiado su talla, sino porque las palabras que han lanzado sobre ella han dejadomarcas. Palabras como “¿Por qué no puedes ser como los demás?” o “Eres demasiado sensible”. Y aunque el vestido sigue siendo hermoso, está manchado con esas frasesque nunca se borraron del todo.
Hay momentos en los que esa niña quiere correr y esconderse. No porque sea débil, sino porque está cansada de luchar. Siente que cada vez que intenta levantar la cabeza,algo o alguien la empuja hacia abajo. A veces, se queda quieta, inmóvil, no porque no quiera moverse, sino porque teme que, si lo hace, nadie estará ahí para sostenerla sicae.
Tiene heridas en sus pequeñas manos de tanto tratar de sostener cosas que no eran suyas: los problemas de los demás, las expectativas de quienes la rodean, el peso de unmundo que le pidió crecer demasiado rápido. En su corazón lleva cicatrices que no siempre son visibles, pero se sienten. 
Una por cada vez que quiso decir “esto me duele” y no encontró un lugar seguro para hacerlo. Sin embargo, a pesar de todo, esa niña sigue ahí, esperando. Esperando a que alguien la mire, la escuche, y le diga que no tiene que cargar con todo. Que está bien llorar, está bien gritar, está bien ser imperfecta. Que está bien ser ella.
¿Y si te dijera que esa niña eres tú? Que sus heridas son las tuyas. Que no importa cuán profundas sean, todavía pueden sanar. Porque esa niña sigue esperando a que alguien le tome la mano, la abrace y le diga: “Ya no estás sola. Estoy aquí contigo. Vamos a caminar juntas hacia la paz que siempre has merecido.”



Ana Guajardo   Psicoterapeuta | Madre | Mujer


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